sábado, 9 de mayo de 2009

Sebastián Maissa: El Sueñero de la Galería (2008).

“Pobre eres si no llevas repletas las arcas de tu corazón.

Idiota perdido aquel que no se reconozca en un odio insensato.

Qué imbécil no verá su pasión más desjuiciada.

Y qué clase de rico será quien no lleve todo junto

y en un solo puño la psiquis y el latido de su pueblo”.

Miguel Abuelo


La figura se engrandece y se cerca al ritmo de la dilatación respiratoria. Escultor, pintor, dibujante, muralista e historietista, el eclecticismo de Maissa exhibe la puesta en acto de un envite frente a la violencia social. Su pincelada barrosa se concentra en los espacios de resguardo de lo popular, arca quimérica de la que se nutren la producción honesta y comprometida del artista.
Ingresar en el ámbito privado de producción de cualquier artista siempre es una embestida a la idea individualista de la creación. Sabíamos que la dificultad de transitar significativamente un taller como el de Maissa implicaba una participación, una convocatoria a sumergirnos atentamente por los afluentes de nuestra memoria colectiva. Invitados por Tania García Olmedo, quien brindó el alba y la lupa para pispear; fuimos junto con Lito Fernández una mañana calurosa de febrero dispuestos a arremangarnos el tedio y el aburrimiento. La certeza de participar de otro tiempo popular, enclave temático, nos brindó el pulso para andar y compartir su generosidad de centinela. Los encuadres, el marco que podía situarnos como espectadores, se nutría de la luz matizada por las enredaderas. La persona y el artista; el taller y la obra posibilitaron nuestra entrada a una producción excesiva por los lenguajes y técnicas que utiliza. Categorías que se fusionan arrasando con las barreras que ponen límites a las distintas vertientes de lo popular. En este punto es necesario subrayar las palabras del artista que lo autodefinen como barroco, excesivo en su pincelada. Y es que al instante comprendemos que lo vivido en un momento histórico coyuntural es lo único que puede permitir entrar en este exceso, en este barroco amor por la tierra, en ingreso en el barro de la carne, en el amor por el pueblo y por todas las manifestaciones de lo popular. Ninguna obra escapa del vértigo que produce el anhelo de la revolución. Una revolución que se presenta como un estallido de amor, como instinto de supervivencia frente a la violencia. Por eso la caricia que produce en nuestros ojos lo agradable de los tonos elegidos. Quizás para tranquilizarnos un poco frente a la pregunta por el sentido de lo social. Generosidad que también se relaciona con este barroco modo de representar en el intento por encontrar un universalismo para su compromiso político y el tema elegido. Frente a la violencia nos propone humanizar el amor, hacerlo caer del pedestal lírico, bajarlo a lo carnal en la idea del placer aunado al amor, así lo sexual y el amor figura un dúo que se corresponde como un espacio de resguardo que no deja de cuestionar los estereotipos plásticos y sociales.Nuestra página se empapó de esta honestidad de su trabajo visceral, en contra del desdén que puede provocar el compromiso político del artista, te festejamos Maissa, gracias por tu generosidad.

Victoria Palacios

Para ver algunas de sus obras ir a la galería de la página.

Para contactarse con él:<smaissa@gmail.com>